Un fumador se suele delatar por su piel. En la mayoría de los casos presenta arrugas pronunciadas y profundas, coloración amarillenta-grisácea, poca elasticidad y firmeza, y mayor cantidad de puntos negros. Y es porque si bien el consumo de tabaco se asocia a distintos tipos de cánceres o a enfisema pulmonar, entre otras patologías, también causa importantes estragos en nuestra piel.
El Dr. Francisco Chávez, Dermatólogo y docente de la Universidad de Santiago, señala que el daño cutáneo a causa del cigarrillo se produce más bien de manera indirecta, a través de dos mecanismos. “Por un lado, la nicotina y otros componentes del cigarrillo son vasoconstrictores, es decir, reducen el flujo sanguíneo en distintas partes del cuerpo y órganos, ya sea en pulmones, cerebro, entre otros. A nivel de la piel, al disminuir el riego sanguíneo, hay una menor oxigenación de los tejidos, especialmente de la dermis y de la hipodermis, lo que disminuye la síntesis y reparación de colágeno y fibras elásticas. Además de ello, también afecta la eliminación de desechos celulares”, explica. Y agrega: “El otro mecanismo de daño ocurre porque algunos componentes del tabaco producen, a nivel cutáneo, lo que se llama ´especies reactivas de oxígeno´, más conocido como radicales libres. Los radicales libres son producto del metabolismo celular que derivan del oxígeno, alterando los procesos reparativos y regenerativos cutáneos y dañando indirectamente el ADN de las células. Esto también disminuye la producción de colágeno, fibras elásticas y la remoción y remodelación de la dermis, afectando su calidad y elasticidad, acelerando el envejecimiento celular”, advierte.
A mayor tiempo de hábito, mayor daño
El especialista afirma que todo daño en la piel ya sea producido por el sol, mala alimentación o consumo de alcohol, será más intenso, severo y precoz, en la medida que se mantenga por más tiempo el hábito de fumar. “Por ejemplo, si una persona fuma una cajetilla diaria durante 20 años seguidos, la piel envejece, aproximadamente, nueve a diez años con respecto a su edad cronológica, aunque esto varía según cada individuo. Y el daño acumulado es irreversible, aun cuando deje de fumar. Ahora, si abandona el hábito tabáquico, evidentemente ese daño no se irá intensificando ni notando tanto desde el punto de vista visual-clínico”, asegura.
El Dr. Chávez advierte que el tabaco afecta en casi todas las enfermedades de la piel, así como su recuperación, reparación y cicatrización. “Y es porque al producir un menor aporte de sangre, oxígeno y nutrientes, la piel tiene menos capacidad regenerativa, de oxigenar las células y tejidos, y de remover los tóxicos, especialmente, los radicales libres. Por eso se suele prohibir el cigarro a pacientes que se van a someter a una cirugía, ya que la cicatrización podría retardarse”, afirma.
Recomendaciones para cuidar la piel de un fumador
Ya sabes, a mayor cantidad de tiempo fumando, mayor daño cutáneo y posibilidad de envejecimiento prematuro. Abandona este hábito y recupera tu piel.