El rostro nos conecta con los demás y concentra nuestras miradas, por lo que cuando aparecen manchas en él, es un cambio que debiera llamarnos la atención para tomar acciones oportunas, como la consulta médica para un diagnóstico y tratamiento precoz.
Las manchas que se concentran principalmente en el rostro se deben a dos trastornos relacionados con la pigmentación de la piel: el melasma y el léntigo solar.
Similitudes y diferencias
El primero es una hiperpigmentación que se manifiesta con manchas difusas, de bordes poco definidos y de tonos café claro a oscuro en áreas como mejillas, frente, nariz y labio superior, distribuidas en forma simétrica en el rostro. En tanto, el léntigo solar se distingue por manchas más definidas, generalmente más pequeñas, de color café claro a marrón oscuro y que, junto con aparecer en la cara, también puede presentarse en otras partes del cuerpo expuestas al sol, como el dorso de las manos, el escote o los antebrazos.
Si bien ambos trastornos de pigmentación presentan algunas similitudes, las causas de uno y otro son distintas. “El melasma se relaciona principalmente con cambios hormonales, como el embarazo, el uso de anticonceptivos u hormonas de reemplazo, la exposición solar y la predisposición genética. En cambio, en el léntigo solar, su causa principal es la exposición acumulada al sol a lo largo de los años y no está ligado al factor hormonal”, explica el Dr. Rubén González, dermatólogo de Clínica Piel y docente de la Universidad de Chile.
En el caso del melasma, según acota el Dr. González, afecta mayormente a mujeres entre 20 y 45 años, especialmente de piel morena, y es muy frecuente en personas que viven en climas soleados. En cambio, el léntigo solar es más común en la población mayor de 50 años, aunque puede aparecer antes si ha habido exposición solar prolongada.
Prevención
Ambas alteraciones de la piel son benignas y no revisten mayores complicaciones. De todos modos, es oportuno prevenirlas a través del autocuidado. “Melasma y léntigo solar pueden prevenirse en gran medida con el uso diario de protector solar, incluso en días nublados y dentro de la casa si hay exposición a luz natural o pantallas. Evitar exposición solar prolongada o en horas de mayor radiación, uso de sombrero, gafas de sol y ropa protectora. En el caso del melasma, tener precaución con los tratamientos hormonales si hay antecedentes familiares de esta condición. Y siempre consultar precozmente al dermatólogo si aparecen manchas nuevas o si hay dudas diagnósticas”, señala el dermatólogo.
Tratamientos más utilizados
El tratamiento dermatológico para el melasma considera cremas despigmentantes como hidroquinona, ácido kójico o retinoides, también técnicas de peelings suaves, láseres específicos y, sobre todo, el uso diario de protector solar. “En el caso del léntigo solar se trata con láser, luz pulsada intensa (IPL), crioterapia (nitrógeno líquido) y peelings químicos. En algunos casos, se pueden usar cremas aclarantes”, indica el especialista.
Recuerda que melasma y léntigo solar son dos trastornos que generan manchas en el rostro. Son prevenibles con protección solar diaria y, en el caso del melasma, con seguimiento del uso de tratamientos hormonales y revisión de antecedentes familiares.