Limpia tu rostro con un producto suave, ya sea agua micelar o espuma de limpieza que sean indicados para pieles sensibles.
Utiliza agua termal para que te ayude a calmar la reactividad de la piel.
Aplícate hidratantes indicadas para pieles con tendencia a la rojez o rosácea. Ojalá que contengan activos calmantes como cafeína y alantoína o antioxidantes que ayuden a reforzar la piel contra los agentes agresores.
Utiliza fotoprotector para pieles sensibles todos los días. Si tu piel es muy reactiva, lo recomendable es que sea un filtro solar mineral.
Productos ácidos o irritativos como vitamina C o retinoides, ni tampoco utilices exfoliantes.
Duchas muy calientes, alimentos picantes, alcohol y café.