Suele ocurrir que cada vez que nos encontramos alguna “pelotita” o un granito más denso de piel en alguna parte de nuestro cuerpo, nos alertemos y queramos descartar de inmediato cualquier relación o manifestación de algún tipo de cáncer.
Lo más común es que la mayoría de las veces estas protuberancias se traten de quistes sebáceos, que es el nombre coloquial que reciben los denominados quistes epidérmicos. En palabras simples, son bolsitas que contienen restos de queratina, que es una proteína que contribuye al endurecimiento de la capa superficial de la piel, pelo y uñas que, al oxidarse, genera una lesión que va creciendo en tamaño, la cual tiene aspecto amarillento y mal olor. De ahí su apodo de sebáceo, como si fuera glándula de grasa, pero no lo es.
El Dr. Fernando Valenzuela, dermatólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile explica que estos quistes se forman por una oclusión o cierre de la piel y ocurre lo que se llama invaginación, en que la piel se mete dentro de sí misma. Y aunque las causas no están totalmente dilucidadas, el doctor indica que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, sin embargo, suelen salir más en el tronco superior y cara, y afectar a personas con pieles más grasas. “El trauma es otra posible causa y también se pueden producir estas pequeñas formaciones quísticas en cicatrices de cirugías”, indica.
¿Cuándo consultar al especialista?
El dermatólogo señala que los quistes sebáceos, en general, no son dañinos ni generan problemas a la salud, excepto cuando se tengan múltiples quistes, más de 20 a la vez, ya que a veces se asocian a algunas enfermedades genéticas complejas. “En condiciones generales estos quistes epidérmicos no se inflaman, sin embargo, las personas tienden a drenarlos para sacar el contenido amarillento y mal oliente, lo que no es recomendable ya que pueden infectarse y ahí se genera un quiste epidérmico inflamado, que produce dolor, calor local, enrojecimiento y requiere indicación quirúrgica. Es aquí cuando debemos preocuparnos y consultar con un especialista, ya que es una patología eminentemente dermatológica y, a veces, los médicos tienden a confundirla con una inflamación infecciosa y hacen una incisión para drenarla y eso es un error”, advierte.
El Dr. Valenzuela afirma que el tratamiento correcto para un quiste sebáceo inflamado es el retiro completo de la cápsula con todo el contenido, porque si quedan segmentos o restos de la cápsula, la lesión se reproduce. Aconseja que si alguien tiene un quiste epidérmico siempre es bueno consultar al dermatólogo para que confirme que sea eso y no alguna otra patología que cause el aumento de volumen de la dermis, pero no hay urgencia ni prisa si el quiste no está inflamado. “Lo importante es que no se traumaticen este tipo de quistes; se dejan ahí, no se tocan, no se drenan, nada. En casos de que crezcan y estén ubicados en zonas de roces, estos se deben extirpar. Y aquellos quistes dérmicos pequeños ya diagnosticados y que no producen molestias, eventualmente, puede dejarse ahí por un tiempo y la indicación es cirugía electiva”, afirma.
Ya sabes entonces, los quistes sebáceos son asintomáticos y benignos, por lo que evita drenarlos o apretarlos, porque de infectarse, pueden producir inflamación, dolor local y necesidad de cirugía.