Experimentar el erotismo en el ciberespacio y disfrutar de la sexualidad sin que haya contacto físico, está llevando a muchas personas a incursionar en el cibersexo.
“Los chilenos cada vez están usando más el cibersexo, las personas se están permitiendo más a explorar las relaciones y sexualidad de formas diferentes”, afirma la psicóloga Constanza Echeverría, terapeuta sexual y de parejas de Grupo Cetep.
Ante todo, es una experiencia erótica digital que, en general, se practica entre dos o más personas, según explica la terapeuta. “Esta interacción es de forma virtual y en tiempo real donde, por lo general, se busca la excitación y estimulación sexual. Sin embargo, otras personas lo hacen como una reafirmación positiva de sí mismos”, agrega la profesional.
Experiencia sana y segura
Para que la experiencia cibersexual sea sana y segura, lo primero que hay que tener claro es lo que queremos hacer y encontrar. “No es lo mismo buscar una experiencia sexual que buscar sentirse bien con uno mismo/a al ver cómo reacciona el otro/a, por ejemplo, sentirme bien conmigo mismo porque logré que el otro se excite o me diga piropos”, dice Echeverría.
Luego es necesario poder hablar con los/las participantes sobre lo que queremos, para tener el consentimiento de quienes están al otro lado de la pantalla. “Se debe hablar de las reglas del juego, hasta qué punto quiero participar, sobre la privacidad del contenido, etc. Para que toda práctica sexual sea sana y segura debe ser conversada con las personas involucradas”, sostiene la terapeuta sexual.
Placer
Además, Constanza Echeverría indica qué se necesita para que los encuentros de cibersexo sean placenteros: “Debemos saber qué es lo que nos gusta a nosotros/as, estar en un lugar donde estemos cómodos/as y con el tiempo necesario; ya que si estamos preocupados de que nos puedan interrumpir o si tenemos otros pensamientos en la mente, no vamos a poder disfrutar del momento”, afirma.
¿Cuándo deja de ser sano?
En las siguientes situaciones, dice Constanza Echeverría, el cibersexo puede afectar nuestro bienestar y salud mental:
Cuando no existe comunicación sobre lo que se quiere y cuáles serían los límites.
Si alguien rompe los límites y presiona al otro o a sí mismo a hacer algo con lo que no se sienta cómodo/a.
Si se filtra el contenido de los encuentros sin consentimiento.
Si te comparas con los demás desde lo físico hasta la forma de mostrarse o moverse, afectando la forma en que te ves y valoras a ti mismo/a.
Si solo se encuentra placer sexual en el cibersexo y no en los encuentros sexuales físicos, es decir, si deja de buscar las relaciones sexuales con otro desde el mundo real.
Si se ocupa de forma excesiva para masturbarse y sentir alivio, o cuando se empieza a generar una adicción.
Resguardos
Para resguardar la intimidad y el respeto mutuo en el cibersexo, es necesario darse un tiempo previo para conocer y confiar en la persona con quien lo practicaremos. Tampoco está de más recordar un requisito básico, como cerciorarse de que las personas con quien se comparte en el cibersexo sean mayores de edad y estén de acuerdo con lo que van a realizar.
Así también, salir de los encuentros de sexo virtual con quien haya incumplido los límites y reglas del juego, o que sea agresivo. “Si el otro/a miembro comienza a insultarnos, humillarnos, tratarnos mal es fundamental salir de ahí, dejar esa interacción con esa persona”, advierte la psicóloga.
Para prevenir la difusión del contenido de los encuentros, la terapeuta sugiere: “Preferir el uso de plataformas donde se pueda enviar contenidos que duran un tiempo corto y luego se borren, o aquellas que avisen si la otra persona hizo un ‘pantallazo’ para guardar la imagen”, señala.
Otra sugerencia es no mostrar en las fotos y videos aquello que nos pueda identificar, como el rostro, tatuajes o marcas en el cuerpo, “si por ejemplo el celular es hackeado y suben el contenido sexual a internet, las personas no podrán saber que eres tú”, aconseja Echeverría.
Por último, la terapeuta reconoce que el cibersexo puede ser una experiencia positiva si la ocupamos como una forma más para llegar a conectar sexual y afectivamente con la pareja. “Sin embargo, si sólo buscamos encuentros desde ahí, como una única forma, es algo que sí puede afectar en las relaciones de pareja, haciendo que cada vez sean menos profundas”, concluye.
Recuerda que el cibersexo requiere del común acuerdo y consentimiento de quienes participan, así como de respetar la intimidad para que pueda ser una experiencia placentera y sana.