Tener niveles normales de colesterol es crucial para la salud, ya que permite el buen funcionamiento de nuestro organismo. Está comprobado que hacer ejercicios regularmente puede aumentar los niveles de HDL, más conocido como “colesterol bueno”, que es una mezcla de lípidos y proteínas, que se caracteriza por su alta densidad y por transportar el colesterol desde los tejidos hacia el hígado, eliminando de éste lo que no se necesita. De ahí su denominación “bueno”. Su contraparte, el LDL o “colesterol malo” es una sustancia grasosa de baja densidad que va desde el hígado hacia los tejidos, por eso es el más negativo ya que ese tipo de colesterol es el que puede provocar enfermedades ateroscleróticas que pueden oxidar las arterias.
Pablo Espejo comenta que para mantener el colesterol a raya se debe considerar dos aspectos fundamentales en el estilo de vida: alimentación saludable y actividad física.
“En primer lugar el ejercicio genera algunas adaptaciones a nivel muscular, produce un tipo de proteínas que ayuda al metabolismo de las grasas. De esta manera, el ejercicio contribuye a utilizar de buena manera las grasas que consumimos o producimos en nuestro cuerpo. Por lo tanto, nuestra maquinaria comienza a funcionar bien gracias a que el ejercicio está haciendo esta adaptación en nuestro cuerpo”, explica.
El académico agrega que hacer ejercicios activa ciertas enzimas que ayudan a degradar los triglicéridos y los ácidos grasos. Eso contribuye a disminuir los niveles del colesterol malo y a elevar los niveles de colesterol bueno.
“No es un mecanismo específico, sino una adaptación general para que nuestro cuerpo funcione de mejor manera y con ello potenciemos el metabolismo del colesterol”, enfatiza Pablo Espejo.