La vitamina C es un micronutriente esencial para el ser humano. Y si bien es conocida su función de fortalecer las defensas, de manera de cooperar a prevenir de mejor manera las enfermedades respiratorias, como la bronquitis, la gripe y el resfrío común, algunos estudios han mostrado otros importantes beneficios hasta ahora desconocidos por una gran mayoría.
María Florencia Salazar, nutricionista del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), señala que se ha obtenido evidencia de que una mayor ingesta de vitamina C en la dieta, se asocia a un menor riesgo de fractura y osteoporosis. También, que puede mejorar el control de glicemia en pacientes mayores con diabetes que han recibido suplementación prolongada y una intervención personalizada.
“Se ha estudiado que los hipertensos tienen niveles en sangre relativamente bajos de esta vitamina, por lo que un déficit tendría un efecto en la presión arterial. Y se observó que, en personas con una baja ingesta, luego de recibir una suplementación determinada, mejoró el sangrado en la gingivitis, lo cual reduce el riesgo de enfermedad periodontal”, señala.
Efecto antioxidante y otros beneficios
La vitamina C es, además, un potente antioxidante. Aunque hay investigaciones que no son concluyentes, estas indican que podría prevenir la aparición de enfermedades por daño celular como es el cáncer, las inflamaciones como la artritis y las cataratas, entre otros males. Por otra parte, este nutriente también ayudaría a reducir las nitrosaminas; sustancias consideradas cancerígenas, que principalmente se encuentran en los alimentos que han sufrido combustión como asados o carnes ahumadas. En esta línea, esta vitamina transforma las nitrosaminas en sustancias no nocivas para el organismo.
En cuanto a un posible efecto sobre la piel, la especialista señala que, si bien hay estudios que han evaluado los beneficios de la vitamina C, aún los resultados no son del todo claros, pero éstos apuntan a que las pieles con altas concentraciones de vitamina C estimularían la síntesis de colágeno, ayudando a la protección antioxidante contra el daño inducido por los rayos U.V.
La nutricionista afirma que una deficiencia de este micronutriente provoca lo que se conoce como escorbuto, que se manifiesta con cambios gingivales, dolor en las extremidades y manifestaciones hemorrágicas. “En adultos, uno de los efectos adversos es en relación con el colágeno, ya que se puede observar una cicatrización deficiente de las heridas. La deficiencia se puede detectar en forma temprana, ya que hay ciertos indicios que hacen sospechar. Esto se puede presentar en poblaciones con un mínimo consumo de frutas y verduras, así como en países con situaciones de hambruna y guerra”, sostiene.
Principales fuentes de vitamina C
Las recomendaciones para la población chilena se basan en las entregadas por organismos internacionales: un hombre adulto debe cumplir con una ingesta de 90 mg/día y una mujer adulta, 75 mg/día.
Las principales fuentes de vitamina C se encuentran en las frutas y las verduras.
– Frutas: kiwi, naranja, clementinas, limón, pomelo, papaya, piña, frutillas.
– Verduras: espinacas, pimentón rojo y verde, repollitos de bruselas y el repollo morado, entre otras. Incluso hay algunas especies que aportan esta vitamina: azafrán, eneldo, laurel, perejil, pimiento rojo, romero, tomillo y estragón. “Aunque cabe destacar que estas últimas se usan en pequeñas cantidades, de igual manera nos aportan de forma diaria para cumplir con las recomendaciones. Esto es fácil de lograr sólo con la dieta. A modo de ejemplo: el consumo de 1/2 taza de frutillas y 1/4 taza de pimentón rojo en la comida aportan 97 mg/día. En tanto, 1 unidad de naranja con 1 taza de ensalada de repollo morado son 92 mg/día”, señala.
– En caso de recibir suplementación, esta debe ser bajo supervisión de profesionales de la salud.
Por lo visto, toda época es buena para consumir tu dosis diaria de vitamina C, ya que además de fortalecer tus defensas, podría prevenir la aparición de enfermedades por daño celular e inflamatorias.