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Otitis infantiles, ¿Cómo tratarlas?

Otitis es el nombre genérico que reciben las afecciones que inflaman el oído, en cualquiera de sus porciones. Así tenemos la otitis externa, que es la que afecta el conducto auditivo que se extiende entre la oreja y el tímpano; la otitis media, que es la inflamación de la porción que queda entre el tímpano y la zona de hueso que comunica con el oído interno a través de la ventana oval, donde desemboca la cadena de huesecillos que transmite el sonido. Y, finalmente, está el oído interno, donde se ubican las terminaciones nerviosas que llevan el impulso eléctrico generado por el sonido hacia el cerebro, y es donde además se ubica el órgano del equilibrio y se dispone en una forma de caracol.

Según explica el Dr. Francisco Moraga, subjefe de Pediatría del Hospital San Borja Arriarán, la inflamación habitualmente es generada por una infección, es decir, un germen que se ubica en alguna de estas porciones, provocando daño, invadiendo e irritando. “También puede ser provocado por cuerpos extraños como objetos que se introducen los niños o los típicos palitos con algodón, arena, porotos, insectos, etc. Contribuye el mal aseo o la mala técnica de aseo”, advierte.
Ojo con las piscinas y el mar

En época de verano, la mayoría de las otitis en niños suelen ser de origen inflamatorio. “Esto ocurre porque el cerumen que produce el oído, al entrar en contacto con el agua, por ejemplo, de piscinas, el mar o los juegos con agua, puede aumentar su volumen, cerrar el conducto y generar irritación por contacto, y/o también por maniobras inadecuadas como escarbar el conducto con un objeto con punta. Esto puede favorecer erosiones y lesiones, las que -a su vez- predisponen a la infección, que sería la segunda causa más probable en esta época”, explica.
Principales síntomas

Los síntomas de la otitis varían según la ubicación.

– Las otitis externas habitualmente generan dolor y sensación de pérdida parcial de audición, puede haber mal olor desde el conducto y secreción de tipo serosa o purulenta, pero es raro que lleguen a producir fiebre.
– La otitis media, es decir, cuando hay una infección más profunda, más allá del tímpano, suele dar fiebre asociado al dolor, en ocasiones mareos y una sensación de ´abombamiento’, que es esa sensación de ocupación dentro del oído, pulsátil, incómoda y que puede llegar a ser dolorosa. Si el tímpano se rompe, puede haber un escaso sangramiento y aparición de secreción más abundante que en el caso de la otitis externa.
– Cuando se afecta más profundo, puede ocurrir lo que se llama otomastoiditis, que es una complicación seria, grave, que involucra la formación de una acumulación de pus en el hueso que contiene el oído y puede requerir de alguna intervención.

El especialista agrega que la otitis puede dar a cualquier edad. “Los niños que son usuarios de mamadera en vez de lactancia, tienen más riesgo por un proceso de falta de inmunidad que otorga la leche humana y, además, porque la ventilación del oído se compromete. También hay mayor prevalencia en menores con adenoides muy crecidos y que respiran por la boca o quienes tienen una disfunción de la ´trompa de Eustaquio´, que es un conducto que une la cavidad bucal con el oído medio. Y, por supuesto, los niños que son inmunodeprimidos por remedios (por ejemplo, corticoides) o por razones genéticas como el Síndrome de Down, también tienen más predisposición”, indica.

Prevención, la ¡mejor terapia!

Para el pediatra la prevención es la mejor terapia para no padecer este tipo de infecciones al oído. Sus principales consejos son:

– Favorecer lactancia materna.
– Asegurar una adecuada higiene del oído evitando el uso de varitas con algodón u otro dispositivo hacia el interior del conducto auditivo.
– En el verano, evitar los períodos muy largos de baño en piscinas y asegurarse de que estén correctamente sanitizadas. En el mar, chequear que la playa esté habilitada para baño. No es necesario el uso rutinario de tapones para los oídos o gorros de baños que protejan las orejas.
– Vacunas al día.
– Evitar tabaquismo intradomiciliario
– No dar mamadera mientras el niño duerme.
– Evita contacto con otros niños enfermos.

Si ya existen los síntomas sospechosos, el niño debe ser evaluado por un profesional de la salud ya que una infección no bien tratada oportunamente puede derivar en complicaciones.

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