Durante el invierno también se puede disfrutar de una amplia variedad de frutas deliciosas, muchas de las cuales contienen vitamina C, lo que ayuda a evitar resfríos. El kiwi es uno de estos productos que, además de ser muy sabroso, posee muchísimas propiedades.
Según Mauricio Ríos, nutricionista y docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el kiwi es un alimento rico en antioxidantes, principalmente vitamina C y, en menor cantidad, vitamina E. Ambas contribuyen a robustecer el sistema inmune, entre otros numerosos beneficios para la salud.
“El kiwi también aporta magnesio. Se trata de un micronutriente relevante para favorecer los sistemas: circulatorio y músculo esquelético”, agrega el nutricionista.
De acuerdo a lo comentado por Ríos, 100 gramos de kiwi aportan 61 calorías, 11,7 gramos de carbohidratos y 92 milígramos de vitamina C. Por lo que recomienda consumir una porción, equivalente a dos unidades, todos los días. De todos modos, agrega que el ideal es consumir una gran variedad de frutas durante la jornada.
“Para lograr el aporte de vitaminas el ideal es consumirlos crudos. Esto se debe a que las vitaminas son termolábiles, es decir, se destruyen o pierden con el calor”, advierte Mauricio Ríos.
Ahora que ya sabes por qué es bueno consumir kiwis, vamos a la cocina:
Ingredientes:
200 gr de galletas integrales
100 gr de mantequilla
5 kiwis
500 gr de yogur descremado sin sabor
70 gr de azúcar o miel o alulosa
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 sobre de gelatina sin sabor
100 ml de agua caliente
Preparación:
Muele las galletas hasta dejarlas como harina y ponlas en un bol. Agrega la mantequilla previamente derretida (puede ser en el microonda), revuelve hasta que ambos ingredientes estén integrados. Viértelo en un molde y aplástalo con los dedos o con la parte posterior de la cuchara. Resérvalo en el refrigerador alrededor de 30 minutos.
Pela y corta en cuadrados pequeños, 4 kiwis y ponlos en una olla. Añade azúcar o miel o alulosa y déjalo a fuego medio alrededor de 3 minutos, hasta que quede con la consistencia de un jarabe. Déjalo enfriar. Por mientras, hidrata la gelatina con los 100 ml de agua caliente.
En un bol aparte, incorpora el yogur y la esencia de vainilla. Agrega el jarabe de kiwi que dejaste enfriar y la gelatina. Una vez que hayas mezclado todo, vierte estos ingredientes en el molde con las galletas molidas que tenías en el refrigerador. Empareja la mezcla con la parte posterior de la cuchara y refrigéralo por, al menos, 6 horas o durante toda la noche. Finalmente pela y corta en láminas un kiwi y ponlo sobre la superficie de la tartaleta a modo de decoración. ¡Tú y los tuyos disfrutarán de esta receta!