Exámenes básicos:

• Exámenes de laboratorio (sangre). Sirven para detectar alteraciones que no presentan síntomas y que pueden aumentar el riesgo cardiovascular, como niveles anormales de colesterol y glucosa, que están relacionadas con enfermedades cardiovasculares. “El perfil lipídico, por ejemplo, proporciona información sobre los niveles de colesterol total, lipoproteínas de baja densidad (LDL), lipoproteínas de alta densidad (HDL) y triglicéridos, lo que es fundamental para evaluar el riesgo cardiovascular”, precisa el Dr. Peltzer.
• Electrocardiograma (ECG). Es un procedimiento sencillo y breve, que registra la actividad eléctrica del corazón en reposo de forma no invasiva.“Cambios en este patrón pueden indicar problemas cardíacos como arritmias, isquemia o hipertrofia ventricular que pueden ser también asintomáticas”, dice el cardiólogo. El electrocardiograma brinda información sobre trastornos de ritmo cardiaco y del crecimiento del tamaño del corazón. Además, relata información sobre secuelas antiguas de infartos, infecciones y, en casos aislados, de enfermedades genéticas que involucren al corazón.

“Estos exámenes son herramientas esenciales para diagnosticar enfermedades cardiovasculares. Permiten la detección temprana, la evaluación del riesgo y el monitoreo del tratamiento, lo que es fundamental para la salud cardiovascular a largo plazo”, destaca el especialista.

Exámenes específicos

Cuando el diagnóstico, luego de un chequeo preventivo, indica alguna alteración cardiovascular, el médico puede solicitar otros exámenes más específicos para conocer en detalle cuánto ha avanzado la patología, evaluar el riesgo de complicaciones y guiar el tratamiento.

Algunos de ellos son:

• Ecocardiograma. Es una prueba de ultrasonido que proporciona imágenes detalladas del corazón en movimiento. “Puede evaluar la función cardíaca, la estructura de las válvulas cardíacas y la presión en las cámaras del corazón. También se utiliza para detectar problemas estructurales del corazón y evaluar el flujo sanguíneo”, describe el Dr. Michael Peltzer.
• Prueba de Esfuerzo. También conocida como prueba de ejercicio, evalúa cómo responde el corazón a la actividad física. “Es útil para diagnosticar enfermedad coronaria, evaluar la capacidad de ejercicio y determinar el nivel adecuado de actividad física”, dice el profesional.
• Holter de ritmo. Similar al Holter de presión arterial, es un dispositivo portátil que registra la actividad eléctrica del corazón durante un período prolongado, generalmente 24 horas. “Se utiliza para detectar arritmias cardíacas y evaluar síntomas como palpitaciones o mareos que pueden no ocurrir durante una visita médica”, señala el cardiólogo.