La miel tiene diversos efectos medicinales y se ha comprobado sus importantes propiedades a nivel de cicatrización de heridas, antibacterianas, efectos antiinflamatorios, antifúngicos, antivirales e inmunomoduladores.
Se ha demostrado, además, que la miel de diversos orígenes florales y de diferentes países, contiene altas propiedades antioxidantes, siendo los ácidos fenólicos y los flavonoides los responsables de la actividad antioxidante, que puede contribuir a la prevención de diversos trastornos agudos y crónicos, así como también de tipo inflamatorios, alérgicos, trombóticos, diabéticos, cardiovasculares, cancerosos, entre otros.
Se ha observado también que la miel eleva la cantidad y la actividad de agentes antioxidantes como el betacaroteno y la vitamina C en personas sanas. Y, si bien se desconoce el mecanismo exacto de acción, se presume que neutralizaría la acción oxidante de los radicales libres lo que, sin duda, ayudaría a combatir distintas enfermedades asociadas, directa o indirectamente, con el estrés oxidativo.
El ideal es que reemplaces el azúcar por la miel, ya que esta última produce grandes beneficios en la salud.