El verano no es una estación grata para todos, porque algunas personas se sofocan e incomodan cada vez que las temperaturas se aproximan o superan los 30°C. Si eso te ocurre, tal vez podrías ser intolerante al calor.
Se trata de una condición que no sólo se remite a un malestar, sino también a la deficiencia de regulación térmica del organismo. “La intolerancia al calor es más que simplemente sentirse incómodo cuando suben las temperaturas, es una condición en la que el cuerpo tiene dificultad para regular su temperatura cuando se expone a ambientes cálidos”, dice el Dr. Francisco Undurraga, especialista en Medicina Interna de Clínica MEDS.
Síntomas distintivos
Según menciona el especialista, los siguientes síntomas son propios de la intolerancia al calor:
El Dr. Undurraga añade que la intolerancia al calor en algunas personas puede ser crónica y sólo en algunas ocasiones progresa a un golpe de calor, pero es una condición que incrementa el riesgo de sufrirlo, si no se toman precauciones para su control. “El golpe de calor se caracteriza por temperaturas corporales mayores a 40 °C y síntomas graves como pérdida de conciencia, lo que lo convierte en una emergencia médica”, advierte.
Diversidad de causas
La intolerancia al calor tiene muchas causas, como algunas patologías o trastornos, menopausia en el caso de las mujeres y como efecto secundario de algunos medicamentos. “Una de las condiciones de salud que puede producirla es el hipertiroidismo, ya que la hormona tiroidea acelera el metabolismo, generando una mayor producción de calor. También se puede deber por ciertos trastornos neurológicos como la esclerosis múltiple o la neuropatía diabética”, explica. En el caso de los medicamentos, el profesional agrega que los antihipertensivos, algunos estimulantes, anticolinérgicos o fármacos para el tratamiento de temblores, y ciertos antidepresivos, también pueden detonar intolerancia al calor.
Controla las causas
Sí, es posible prevenir o reducir la intolerancia al calor. ¿Cómo? A través del manejo adecuado de la causa base que la provoca.
“El control efectivo de la causa subyacente es fundamental para minimizar los síntomas de la intolerancia al calor. Por ejemplo, en el hipertiroidismo, el tratamiento con antitiroideos, yodo radiactivo o cirugía, reduce la sobreproducción hormonal y con ello la intolerancia al calor. En la neuropatía diabética, un buen control glicémico puede retrasar la progresión de la disfunción autonómica. En el caso de la menopausia, la terapia hormonal sustitutiva o alternativas no hormonales pueden reducir los sofocos y la sensibilidad al calor. Con respecto a los medicamentos, hay que ajustar la dosis del fármaco responsable o eventualmente cambiarlo por una alternativa”, precisa el Dr. Undurraga.
Autocuidados preventivos
Si eres intolerante al calor, toma nota de los siguientes tips para su control:
“Independientemente de manejar la causa base, estos hábitos pueden mejorar la tolerancia al calor”, finaliza el Dr. Undurraga.
Recuerda que la intolerancia al calor puede prevenirse o controlarse con el manejo adecuado de su causa base, como una enfermedad, y además con hábitos como hidratación adecuada y usar ropa ligera, entre otros.