En la tercera edad se requiere de mayores cuidados de salud para prevenir enfermedades o controlar aquellas que son crónicas.
En el caso de la piel del adulto mayor, los cambios y deterioros se presentan en las distintas capas que la componen, desde la superficial a la más profunda, lo que da lugar a signos propios de la longevidad como una piel seca, delicada y delgada.
“La epidermis se va adelgazando, disminuyen las células encargadas de nuestras defensas, así como las que producen el pigmento. Se aplana la unión de la epidermis con la siguiente capa, la dermis, lo que dificulta la entrega de nutrientes a la epidermis. En la dermis, baja la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, por lo que disminuye la turgencia y consistencia de ella, y se manifiesta como flaccidez y arrugas en la superficie. También se afecta la distribución de la grasa más en profundidad, por ello se adelgaza la cara y aparecen depósitos grasos en otras zonas”, explica la Dra. Cecilia Orlandi, dermatóloga y directora de Clínica Orlandi.
Principales cambios
Según describe la dermatóloga, estos cambios de las estructuras de la piel
determinan alteraciones funcionales que se notan a simple vista:
Cuidados específicos
Como la piel envejecida se torna más delicada, requiere de productos de limpieza e hidratación adecuados a la edad. “Por ejemplo, evitar los jabones corrientes, preferir los syndet para mantener el pH, se necesita lubricar la piel todos los días, en lo posible con productos que contengan ceramidas y sin perfumes. Los detergentes para la ropa también deberían ser suaves”, aconseja la Dra. Orlandi.
Además, los adultos mayores deben cuidar su piel con medidas extensibles a todas las edades, tales como beber unos dos litros al día, no fumar, tener una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras y aplicar filtro solar en las zonas expuestas a la radiación UV.
Por último, la especialista señala que la piel de los adultos mayores puede desarrollar algunas enfermedades o trastornos que se deben tratar de manera precoz. “Pueden aparecer con frecuencia heridas superficiales ante cualquier roce, cicatrizarán lentamente y pueden infectarse con facilidad. También los adultos mayores son propensos a presentar moretones por la fragilidad capilar (se denomina púrpura senil de Baterman) que en ocasiones aparecen sin que sepan si se han dado algún golpe. Además, es muy típica la xerosis (piel seca) que produce picazón sin haber otra patología”, precisa la Dra. Cecilia Orlandi.
Recuerda que un adulto mayor tiene la piel más delicada, por lo que deben hidratarla a diario, así como usar jabón para el cuerpo y detergente para la ropa que sean neutros o suaves.