La cara es la carta de presentación de las personas, lo que nos conecta y visibiliza frente a los demás. Por ello, cuando una persona sufre de parálisis facial, a las evidentes secuelas físicas se suman otras relacionadas con la autoestima y lo emocional. Sin duda es un trastorno neurológico complejo, que impacta a quienes lo padecen.
“La parálisis facial consiste en la pérdida de movilidad de uno o ambos lados de la cara producto de un daño al nervio facial. Esto afecta desde la frente hasta el cuello de manera que los signos más habituales son incapacidad para elevar la ceja, el paciente no puede cerrar el ojo y se pierde la capacidad para sonreír y mover el labio inferior”, explica el Dr. Diego Marré, especialista en cirugía plástica reconstructiva y estética y coordinador del Programa de Parálisis Facial de Red de Salud UC Christus.
Cómo se manifiesta
La parálisis facial se manifiesta como pérdida de movimiento y puede estar acompañada de otros síntomas tales, como:
En términos generales, indica el especialista, la parálisis facial puede ser unilateral o bilateral y también ser completa o parcial, dependiendo del grado de parálisis que se presente.
Casos recuperables
Así también, la pérdida de movimiento de uno o ambos lados de la cara puede tener distintos orígenes, entre ellos, una causa espontánea, como la llamada Parálisis de Bell, que está asociada a diversos factores, como el estrés. “En el caso de la Parálisis de Bell, ésta afecta aproximadamente a 25 personas por cada 100.000 habitantes al año”, afirma.
“Este tipo de parálisis siempre se recupera, ya sea de forma completa o parcial. Es importante ir monitoreando la recuperación para tomar la decisión de realizar o no tratamientos de reanimación”, afirma el especialista. Otras causas de parálisis facial son las de origen post quirúrgico, traumático, oncológico e infeccioso.
El Dr. Marré precisa en qué otros casos las secuelas son recuperables: “Las parálisis faciales producidas por daño parcial o daño por inflamación, como la Parálisis de Bell, reactivación del virus herpes zoster (Síndrome de Ramsay Hunt), cirugías donde se manipula el nervio facial, pero sin sección de éste, se recuperan en distintos grados según la magnitud del daño”.
En cambio, aquellas parálisis faciales producidas por daño directo y completo al nervio facial, es decir cuando el nervio se corta completamente, por lesión quirúrgica, tumores, fracturas o cortes por arma blanca, son cuadros irrecuperables.
Tratamientos disponibles
El tratamiento de la parálisis facial es multidisciplinario porque incluye la participación de especialidades médicas como cirugía plástica, otorrinolaringología, oftalmología, neurocirugía y neurología, entre otras.
“Importante destacar el rol de la kinesiterapia en el manejo de la parálisis facial. Un tratamiento kinésico oportuno y especializado es fundamental”, enfatiza el Dr. Marré.
Dentro de los tratamientos disponibles destacan técnicas no invasivas, como la aplicación de toxina botulínica, para conseguir una mejor simetría, o técnicas quirúrgicas de reanimación, “como transferencias de nervios, transferencias de músculos y uso de tendones del propio paciente para reposicionar las áreas de la cara que se encuentran caídas producto de la parálisis”, detalla el profesional.
Recuerda que en algunos casos la parálisis facial es recuperable de manera total o parcial, mediante un tratamiento médico multidisciplinario en el que la kinesiterapia cumple un rol fundamental.