La especialista señala que, por otro lado, el estrés produce alteraciones del sueño, lo que promueve un incremento del hambre por aumento de hormonas como la orexina y grelina y la disminución de leptina, que es una hormona que induce saciedad. Además, agrega, la somnolencia y fatiga diurna que produce la falta de un buen descanso se asocia a un menor gasto energético, favoreciendo la ganancia de peso. “El estrés crónico también gatilla alteraciones en los neurotransmisores cerebrales induciendo una mayor necesidad de consumo de carbohidratos y alimentos de alta densidad calórica ricos en azúcares o grasas. El consumo de estos alimentos pareciera aliviar de forma inmediata el estrés, aunque muchas veces este alivio se acompaña de sentimientos de culpa y frustración cuando se constata el aumento de peso”, advierte.

¿Cómo saber si se engordo por estrés?

Sobre cómo saber si engordamos por estrés o por otras causas, la nutrióloga puntualiza que, en la mayoría de los casos, la persona se siente estresada, angustiada por un largo tiempo y esto ha implicado ciertos cambios en sus hábitos alimentarios como, por ejemplo, una mayor ansiedad por alimentos calóricos, cambios en su calidad de sueño, en sus relaciones personales, problemas de concentración, etc. Es decir, comienza a ver síntomas de que el estrés está afectando sus hábitos y, al mismo tiempo, hay un aumento de peso, principalmente acumulación de grasa abdominal. También pudiera percibir una disminución de su musculatura en piernas o brazos.

¿Cómo evitar el estrés crónico?

Para evitar el estrés crónico, la Dra. González recomienda:

• Identifica las fuentes que desencadenan el estrés y gestiona el problema de modo adecuado.

• Acude a un especialista en salud mental que te enseñe técnicas de manejo del estrés y que evalúe si es necesario iniciar un tratamiento farmacológico.

• Establece un balance de tu vida personal anteponiendo las prioridades, esto te ayudará a afrontar poco a poco la realidad. “Nuestra salud es una prioridad, muchas veces se ve mermada por darle más importancia a otras áreas de la vida como el trabajo, que es muy importante, pero no más que la salud”, advierte.

• Planifica en una agenda metas realistas, sin descuidar lo importante de la vida, incluyendo sin culpa tiempo para el ocio, el descanso, meditación y disfrutar con tus seres queridos.

• Respeta tus horas de sueño. “Mantener una buena higiene de sueño disminuirá la ‘alerta’ y estrés crónico a nuestra mente”, indica.

• Planifica dentro de la semana tiempo para ejercitarte. “El ejercicio es un potente ansiolítico que, al aumentar nuestros niveles de endorfinas, nos ayuda a bajar las señales de estrés crónico y, a la vez, nos permite ser más eficientes y productivos en el trabajo. Por ello, debe considerarse una necesidad vital y no solo realizarlo si sobra tiempo”, aconseja.

• Mantén una alimentación balanceada y saludable rica en antioxidantes, que ayudará a mitigar los efectos nocivos del estrés crónico.

• No abusar de redes sociales. “Consumen mucho tiempo y producen peaks cortos de dopamina que, para el cerebro, pueden ser adictivos y perjudiciales, aumentando posteriormente los estados de estrés y ansiedad”, asegura.

Ya sabes, entonces, cuidar nuestro cuerpo, mente, emociones y espíritu debe ser nuestra prioridad para evitar el estrés crónico y gozar de buena salud.