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Conoce lo que no sabías del bruxismo

Su manifestación distintiva es apretar y rechinar los dientes, un sonido que en la noche suele alertar a quien duerme con una persona que presenta bruxismo. Además, esta actividad motora es análoga a la tos o a tener fiebre, es decir, son signos que no corresponden a una enfermedad, más bien son señales de aviso de un problema de salud que subyace.

Si antes se le consideraba una enfermedad, hoy el bruxismo ya no califica como tal y ni siquiera es una condición. Más bien es un término genérico para describir esta actividad motora mandibular que se presenta tanto en la noche como en el día, que puede provocar síntomas como dolor en la zona facial, junto con posibles consecuencias en la salud de los dientes, efectos que están en estudio.

En el bruxismo de sueño la actividad de los músculos de la mandíbula es predominantemente rítmica y se manifiesta comúnmente como rechinamiento y apretamiento de los dientes. El bruxismo de vigilia, en cambio, es una actividad muscular sostenida de los músculos de la mandíbula que ocurre cuando uno está despierto”, explica el Dr. Nicolás Skármeta, especialista en Trastornos Temporomandibulares y Dolor Orofacial de Clínica OPH y el Hospital del Salvador, representante del Capítulo de Especialistas del Sector Público del Colegio de Cirujano Dentistas de Chile.

La prevalencia del bruxismo varía de acuerdo a la edad de las personas y, en general, va disminuyendo con los años. “Entre el 14 a 20 por ciento de los casos ocurre en la niñez, se estabiliza en la adolescencia y en la adultez se presenta entre un 8 y 12 por ciento de la población. Después de los 50 años, la prevalencia es de un 3 a 5 por ciento”, dice el Dr. Skármeta.

Además, contrario a lo que se cree, el bruxismo diurno tiene mayor prevalencia que el nocturno. “Con respecto al bruxismo de vigilia, se cree que la prevalencia es un poco mayor, entre un 22 y 33% en adultos”, precisa el especialista.

Diversidad de causas

Dado que el bruxismo no es una enfermedad, sino un signo o señal de algún problema sistémico, es importante determinar a qué trastorno o patología puede estar asociado. “Lo principal es identificar enfermedades, condiciones o situaciones que puedan estar provocando que el paciente tenga bruxismo como: trastornos respiratorios del sueño (ronquidos/apneas), reflujo gastroesofágico durante el sueño, consumo abusivo de drogas, tabaco y alcohol, insomnio, o el consumo de medicamentos antidepresivos, o psicoestimulantes, como fármacos para la concentración, entre otros”, dice el especialista.

Así también, el estrés, estados ansiosos y dificultades para afrontarlos, así como predisposición genética también serían causas que gatillan la actividad mandibular del bruxismo.

En particular, con respecto a los factores de riego en los niños, el Dr. Skármeta señala: “En la niñez se ha visto que los trastornos conductuales, la mala relación con los pares, el bullying verbal, sonambulismo, quienes tienen un alto perfil de autoexigencia, el neuroticismo infantil (inestabilidad emocional e irritabilidad ante situaciones cotidianas en la niñez), trastornos respiratorios, reflujo gastroesofágico infantil, uso desmedido de pantalla y consumo excesivo de azúcar son factores de riesgo”, detalla el cirujano dentista.

Manejo multidisciplinario

El bruxismo requiere de un manejo en salud dental y por profesionales de otras especialidades, como la consulta psicológica si hay un cuadro ansioso que requiera tratamiento, o de estrés involucrado. “El manejo va enfocado a identificar los factores de riesgo y tratarlos. Por ejemplo, si hay dolor de mandíbula, dolor de cabeza o ronquidos es importante que sea evaluado por un especialista. También si hay consumo excesivo de cafeína, o si se fuma más de una cajetilla de cigarrillos, se deben abordar esos aspectos. Entonces, el manejo del bruxismo tiene variables como educar al paciente con respecto al diagnóstico y otras enfocadas en proteger la estructura de los dientes. El uso de medicamentos está sujeto a debate y también eventualmente se deriva a psicoterapia si existen variables psicológicas, o al psiquiatra si existe, por ejemplo, un trastorno ansioso”, señala el profesional.

Prevención

La prevención del bruxismo es compleja, reconoce el Dr. Skármeta, y solo es posible si está asociado a factores que puedan tratarse, como por ejemplo en los casos de los ronquidos o el reflujo gastroesofágico nocturno.

Eso sí, para el manejo del bruxismo son beneficiosos la educación sobre el tema, el cuidado de la higiene del sueño, mantener una dieta equilibrada y desarrollar hábitos de vida saludable para la salud física y mental.

Recuerda que el bruxismo no solo se presenta al dormir, sino también en el día y que para su manejo es importante la consulta dental oportuna, además de considerar la atención de otras especialidades.

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