En los años 30 comenzó la publicación de Popeye el Marino, personaje que se caracterizaba por comer espinacas para obtener una fuerza sobrehumana. Se cree que el consumo de esta verdura por parte del personaje se inspiró en un estudio publicado a principios del siglo XX, el que le atribuía 10 veces más aporte de hierro del que realmente tiene este vegetal. Todo por un error de tipeo.
Sin embargo, hoy en día las espinacas son consideradas como un “superalimento”, tal como lo menciona un artículo de Medical News Today, ya que esta verdura es rica en vitaminas A, C y K. Además, aporta proteínas, calcio, hierro, magnesio, potasio, ácido fólico y una buena cantidad de fibra.
“Para mejorar la absorción del hierro que se obtiene de la espinaca, es conveniente combinarla con alimentos ricos en vitamina C, como frutas cítricas. Por ejemplo, puedes añadir un chorro de limón a una ensalada de espinaca”, recomienda Úrsula Inostroza, nutricionista de Universidad Las Américas.
La nutricionista agrega que, gracias al alto contenido de fibra y agua de este vegetal, es un gran aliado para prevenir el estreñimiento y mejorar la salud del tracto digestivo.
Ahora que ya sabes cuáles son los principales beneficios de la espinaca, especialmente si se consume cruda, guarda esta receta que te servirá como salsa para las pastas, papas, carnes, pescado o lo que se te ocurra.
Ingredientes:
250 gr de espinacas
½ taza de nueces
1 diente de ajo
Jugo de 1 limón
½ taza de aceite de oliva
Sal y pimienta al gusto
60 gramos de queso parmesano
Preparación:
Lava las espinacas, córtales el tallo y sécalas. Luego viértela en la licuadora junto con las nueces, el ajo, jugo de limón y el aceite de oliva. Procésalo durante algunos minutos. Agrega el queso rallado y, dependiendo de la textura, revisa si es necesario añadir más aceite. Finalmente sazona con sal y pimienta al gusto y ¡listo! Si ocupas el pesto en una pasta, procura que sean integrales.