Si eres del club de los dulceros o dulceras, esta receta es para ti porque es rica y saludable ya que no contiene azúcar ni harinas refinadas, por lo tanto, es recomendable para personas con diabetes o que quieran controlar su peso.
Según Úrsula Inostroza, nutricionista de Universidad de Las Américas, reemplazar la harina blanca, que tan comúnmente usamos para la mayoría de las preparaciones, por harinas integrales o de avena, conlleva un sinnúmero de beneficios para la salud. “La harina de avena es más entera, lo que evita que aumente la glucosa en sangre de forma tan abrupta. Por eso es ideal para las personas con diabetes”, destaca.
La nutricionista explica: “Cuando el organismo recibe exceso de azúcar, el hígado se ve sobrepasado y comienza a eliminarla, lo que finalmente se convierte en sobrepeso. Al consumir harinas enteras, disminuyen estos picos de azúcar ya que la va expulsando de manera lenta, es decir, el mismo organismo capta menos azúcar”.
Asimismo, Úrsula Inostroza agrega otra ventaja de este tipo de harinas: proporcionan más vitaminas y minerales, es decir, están más fortificados. La avena contiene vitaminas del complejo B, lo cual ayuda en el proceso de obtención de energía. Además, contiene hierro, magnesio y una buena cantidad de fibra, tanto soluble como insoluble. “Esto último ayuda a que sean absorbidas de manera más lenta por el organismo”, acota.
La avena también contiene betaglucano el que actúa como fibra dietética reduciendo las concentraciones plasmáticas de colesterol y glucosa. También contribuye a mejorar parámetros como la dislipemia y la resistencia a la insulina.
Ahora revisa si tienes los ingredientes, ponte el delantal y a ¡preparar estas ricas galletas!
Ingredientes:
2 tazas de hojuelas de avena
1 taza de harina de avena
1 taza de coco rallado
1/2 taza de frutos secos
1/2 taza de cranberry o pasas
1 cucharada de miel
1 cucharadita de aceite de coco
3 huevos
35 gotas de sucralosa o estevia
1 cucharadita de canela en polvo
Preparación:
Une todos los ingredientes y forma una masa con las manos. Con una cuchara forma las galletas y colócalas sobre la bandeja del horno previamente aceitada. Prende el horno y una vez que esté caliente (alrededor de 170 grados) mete tus galletas por unos 15 minutos, ya que solo debe quedar con un leve tono dorado. ¡A disfrutar!