A partir de enero del 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció oficialmente este síndrome como una enfermedad. Y lo define como el “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Esta patología está muy relacionada al estrés, el cual no siempre es negativo, ya que en oportunidades nos permite ser más productivos, eficientes y soportar puntualmente una mayor carga laboral. “Sin embargo, un desajuste continuo entre las demandas laborales y las capacidades mentales y físicas de una persona, genera siempre un estrés negativo. El síndrome de burnout se incluye entre los principales problemas de salud mental y puede ser la antesala de numerosas patologías psíquicas”, advierte Freddy Meneses, psicólogo clínico de Grupo Cetep.

Según el especialista, el detonante principal del síndrome de burnout son las condiciones de trabajo y el entorno laboral. “Un trabajador puede ‘quemarse’ cuando está expuesto de forma continua a una carga excesiva de trabajo, a altas demandas psicológicas de su cargo; así, como también, a una subcarga laboral o exposición constante a tareas que están por debajo de su formación, capacidad y habilidad. Otro aspecto tiene relación con la falta de tiempo de organización de las tareas o escasos tiempos de descanso, lo que conlleva a que el trabajador pocas veces salga a su hora o que deba continuar su trabajo en casa. También un empleado puede sufrir de burnout al estar expuesto constantemente a situaciones de excesiva burocratización, escasa posibilidad de influir en decisiones que afectan su labor y estar frente a liderazgos disfuncionales, como jefes que ejercen maltrato, mantienen favoritismos o una mala comunicación. Junto a lo anterior, puede afectar la continua falta de claridad respecto de lo que se espera laboralmente de un trabajador, lo que puede generar ambigüedad del rol”, sostiene.

Principales síntomas del síndrome de burnout son:

• Sentimiento de cansancio, insatisfacción, frustración e impotencia.
• Escasa realización personal.
• Dificultad para concentrarse, memoria o bajo rendimiento en general.
• Baja autoestima.
• Comportamientos impacientes, irritables y/o agresivos.
• Dolores de cabeza, insomnio, ansiedad, angustia, taquicardias, problemas gástricos.
• Puede ser causante de ausentismo laboral.
• Abuso de alcohol, sustancias y/o psicofármacos.
• Aumento de accidentabilidad.
• El mismo trabajador puede propiciar con sus conductas su propio despido.
• Dificultades comunicativas y/o sociales.

El psicólogo señala que el estrés crónico ocupacional va aumentando progresivamente si no se toman las medidas adecuadas para mitigar el factor de riesgo y/o mejorar las condiciones laborales para impedirlo. “Si este desgaste laboral no es identificado y controlado, puede generar un deterioro emocional y físico que puede conllevar a que los síntomas evolucionen a estados más graves para quienes los padecen, inclusive, llegando a producir en los trabajadores afectados estados depresivos o hasta tener ideaciones suicidas”, advierte.

El profesional señala que, una vez que se ha pesquisado y diagnosticado el desgaste ocupacional, es necesario, en su estado de mayor gravedad, la separación del trabajador de su actividad laboral. “Habitualmente requiere tiempo y apoyo. En este sentido, una terapia psicológica puede ser muy útil para identificar las causas del estrés laboral y así encontrar estrategias para mitigarlas y/o evitarlas. En caso de que los afectados padezcan desde una moderada a grave sintomatología, la que pudiera llegar a ser invalidante, deben ser sometidos a tratamiento farmacológico por un médico especialista”, asegura.

Consejos para manejar el Burnout:

• Autoconocimiento y psicoeducación. Es importante conocer las propias habilidades, potencialidades y límites. Se debe trabajar la resiliencia, la asertividad y que las expectativas se adecuen a la realidad. “Es necesario conocer el burnout, así como también los factores que lo gatillan. Saber identificar las señales de su presencia y trabajar técnicas de relajación para bajar el estrés laboral”, indica.
• Organiza tu tiempo. Establece responsabilidades prioritarias y sus plazos. Respeta los tiempos de descansos (pausas entre tareas, almuerzo, entre otros). Asimismo, es importante saber desconectarse del trabajo luego de terminada la jornada laboral.
• Establece límites. Aprende asertivamente a decir no. Es importante delegar tareas y apoyarse en el equipo de trabajo.
• Mantén buenos hábitos: Practica algún deporte, sigue una alimentación balanceada, respeta los horarios de sueño, regularmente que sea a la misma hora y duerme al menos entre 7-8 horas. Realiza actividades placenteras que respondan a tus intereses.
• Aprende a disfrutar de las relaciones interpersonales. Las relaciones de calidad son la red de apoyo que amortiguan las emociones negativas y el estrés que provoca el trabajo.

Ya sabes, si consideras que las exigencias de tu trabajo te sobrepasan, sientes que no cuentas con las herramientas para llevarlo, te impide disfrutar de otras esferas de la vida y tienes sintomatología asociada, consulta oportunamente a un profesional. Así, evitarás un agravamiento de los malestares, tanto físicos como psíquicos.