Si a menudo sufres fatiga, cansancio o tienes dificultad para perder de peso, entre otros malestares, puede que sea hora de revisar tu tiroides.
La glándula tiroides es pequeña, tiene forma de mariposa y se ubica en la base del cuello, delante de la tráquea. Su función es relevante para nuestro organismo, principalmente para controlar el metabolismo, la temperatura del cuerpo, el funcionamiento de las células y órganos, a través de la producción de dos hormonas claves para estas funciones: T3 y T4.
Según la Dra. Francisca Grob, endocrinóloga pediatra de Red Salud UC Christus y profesora asistente de la PUC, en ocasiones la glándula tiroides ve alterada su producción hormonal. Este trastorno origina dos enfermedades endocrinas: hipotiroidismo y el hipertiroidismo. Mientras en la primera, la glándula tiroidea presenta un déficit de producción hormonal, en el hipertiroidismo sucede lo contrario. Así se diferencian, a grandes rasgos, estas patologías, siendo el hipotiroidismo la más frecuente, principalmente en mujeres.
“Las causas de hipotiroidismo pueden clasificarse en aquellas que afectan la síntesis y liberación de hormonas tiroideas (hipotiroidismo primario) y aquellas que afectan el control de la glándula tiroidea (hipotiroidismo secundario o central). En ambos casos, puede ser congénito o adquirido. La causa más frecuente de hipotiroidismo en la infancia es el congénito. Es más común en mujeres, personas con síndrome de Down y de Turner, y su incidencia aumenta con la edad. En el caso del hipertiroidismo, lo más frecuente es que se produzca también por una enfermedad tiroidea autoinmune, o Enfermedad de Basedow Graves”, explica la endocrinóloga.
Síntomas en hipotiroidismo
Las personas que sufren hipotiroidismo suelen presentar con mayor frecuencia los siguientes síntomas:
Cansancio o fatiga.
Aumento de peso corporal o dificultad para perderlo.
Retención de líquidos.
Intolerancia al frío.
Estreñimiento.
Alteraciones en la menstruación.
“En niños y adolescentes los síntomas y signos de hipotiroidismo suelen ser inespecíficos. Siempre debe evaluarse la curva de crecimiento, donde la pérdida de la velocidad de crecimiento asociado a un aumento sostenido en el peso puede alertar el diagnóstico”, dice la Dra. Grob.
Síntomas en el hipertiroidismo
Palpitaciones.
Pérdida de peso corporal.
Sensación de calor.
Irritabilidad.
“En la infancia y adolescencia, las manifestaciones clínicas de hipertiroidismo pueden ser sutiles inicialmente, como alteraciones del comportamiento, fatiga, disminución del rendimiento escolar, irritabilidad y labilidad emocional. Adicionalmente, puede existir una aceleración de la velocidad de crecimiento junto con una ausencia de ganancia o baja de peso. El compromiso oftalmológico es más leve que en adultos, y se caracteriza por ojos fijos y retracción del párpado superior”, añade la académica de la PUC.
Tratamientos
El objetivo del tratamiento del hipotiroidismo, del tipo primario y congénito, es reemplazar la deficiencia de hormonas tiroideas mediante el medicamento Levotiroxina. En el caso de niños con hipotiroidismo, la Dra. Grob indica: “La dosis varía con la edad, requiriendo los recién nacidos mayores dosis por peso y luego van disminuyendo con la edad”.
En el caso del hipertiroidismo, el tratamiento inicial es con fármacos que inhiben la producción y liberación de hormonas tiroideas. “Cuando éste falla o no es posible, se debe buscar una alternativa definitiva, como yodo radiactivo o cirugía”, advierte la especialista.
Por último, la Dra. Grob destaca la importancia de adherir al tratamiento en ambas enfermedades. En el caso de niños con hipotiroidismo congénito que no cumplan el tratamiento se exponen a riesgos severos, como desarrollar un retraso neurocognitivo irreversible. Mientras, los niños y adolescentes no tratados con hipertiroidismo pueden presentar los síntomas ya descritos, “así como una condición severa y potencialmente fatal denominada tormenta tiroidea”, advierte.
Recuerda que el hipotiroidismo y el hipertiroidismo son enfermedades que deben tratarse de manera oportuna en adultos y en niños. Cambios en el peso corporal, cansancio e irritabilidad son algunos de sus síntomas.