La leche nevada es considerada uno de los postres más tradicionales de la cocina chilena, es de aquellas preparaciones que se transmiten de generación en generación. Sin embargo, en algunas familias ha caído en desuso. Acá te entregamos una versión menos calórica de esta nostálgica preparación.
La leche nevada está compuesta por dos ingredientes protagonistas: leche y huevos. “Ambos productos proporcionan proteínas de alto valor biológico. Además, son ricos en otros nutrientes”, enfatiza Mauricio Ríos, nutricionista y docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El profesional agrega que los huevos son muy nutritivos, aportan proteína, hierro y vitamina A, entre otros.
“La leche, por su parte, aporta proteínas casi de tan alto valor biológico como las del huevo. También contiene minerales, como fósforo, zinc, sodio, potasio y calcio. Por lo tanto, consumir dos vasos de leche al día, ayuda a cubrir el 60% de las necesidades diarias de calcio en el adulto”, señala Mauricio Ríos.
Ingredientes:
4 huevos
2 tazas de leche descremada
1 cucharada de maicena
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 ½ cucharadita de alulosa
Preparación:
Comienza separando las yemas de las claras. En una olla, calienta a fuego medio las dos tazas de leche con la esencia de vainilla y una cucharadita de alulosa.
En un recipiente pequeño, diluye la maicena en un poquito de leche fría y luego añádelo a la olla, mezclándolo suavemente. Agrega las yemas y cocina a fuego lento por alrededor de 3 minutos.
Bate las claras a nieve y agrega media cucharadita de alulosa, hasta lograr un merengue. Vierte la leche que estaba en la olla en un recipiente y añade los merengues. Enfría en el refrigerador por, al menos, un par de horas. De seguro, este postre te traerá recuerdos de tu infancia.