El facultativo explica que cuando nos resfriamos, los tejidos se inflaman y hace que nos duela el cuerpo. Y, en muchas ocasiones, la tos puede ser tan fuerte, o la gente estornuda o se suena tanto que, incluso, puede salir sangre de las narices. “Para estos casos, la miel tiene componentes favorecedores de la regeneración de los tejidos y cicatrizantes. Y, en caso de que virus y bacterias estén presentes en nuestro cuerpo, la miel contribuye a que el organismo se recupere, regenerando los tejidos. Esto se observa mucho, por ejemplo, en personas con dolor de garganta, cuando hay tos seca o con secreciones, a quienes una limonada con miel les resulta muy beneficiosa”, afirma.

Fortalece el sistema inmune

La miel es, además, antibacteriana y antimicrobiana. Entre sus componentes naturales se encuentra la vitamina C y antioxidantes, que activan el sistema inmunológico y lo hacen más fuerte frente a virus y bacterias, impidiendo que proliferen y se reproduzcan rápido en el organismo, y nos causen un daño exacerbado. “Además, este líquido dulce posee minerales como potasio, magnesio, vitamina K, vitaminas del complejo B, y ácido ascórbico, que potencian las defensas y fortalecen la respuesta inmunológica”, sostiene.

El profesional aconseja consumir una a dos cucharaditas diarias de miel –en reemplazo del azúcar– para las personas no diabéticas y que están dentro de un peso saludable, considerando que es un producto alto en fructosa y en calorías. “Es importante consumirla con líquidos no muy calientes, ya que el calor destruye sus compuestos naturales”, advierte.