Pan al desayuno, como colación o acompañamiento del almuerzo y en la tarde a la hora del té. La versatilidad del alimento comodín y lo práctico de su consumo en distintas ocasiones lo convierten en un producto que, para muchas familias, es un infaltable en la mesa. Sin embargo, la sobre ingesta de este producto se asocia a sobrepeso y obesidad, lo que amerita replantear su consumo, al menos su condición de imprescindible.
Sí, es reemplazable
Si remitimos el aporte del pan a su valor nutricional, ¿estamos frente a un alimento imprescindible en la dieta? “La respuesta es no, dado que existen otros alimentos con mejores propiedades nutricionales que pueden reemplazarlo”, señala Víctor Araya, académico de Nutrición y Dietética de Universidad Santo Tomás, sede Viña del Mar.
El profesional reconoce que existen otros alimentos que tienen mayores aportes de proteínas y fibra dietaria. Entre ellos, la quinoa (tostadas de quinoa o quinoa inflada), el amaranto y la avena. El amaranto es una semilla considerada un pseudocereal, ya que tiene propiedades similares a los cereales, pero atributos singulares como su alto contenido proteico, parecido al de las legumbres. En el caso de la avena, es un cereal que, si bien tiene aportes calóricos similares al pan, es más rica en proteínas y fibra dietaria.
Aporte del pan
Según Víctor Araya, el pan aporta principalmente carbohidratos complejos, entre un 47% a 60%, “cuya función principal es proporcionar al organismo la energía para mantener las funciones de la vida diaria”. Además, la harina de trigo que se utiliza en Chile para hacer pan está fortificada con las siguientes vitaminas y minerales:
Vitaminas del complejo B (tiamina, riboflavina y niacina): ayudan a obtener la energía de los alimentos que consumimos.
Ácido Fólico: previene los defectos del tubo neural, malformaciones graves, que se originan al comienzo de la gestación.
Hierro: previene la anemia ocasionada por deficiencia de hierro, entre otros aportes.
“Por lo anterior, el consumo de pan es beneficioso solo si se consume en cantidades adecuadas, de acuerdo con las necesidades de energía y nutrientes de cada persona”, sostiene el nutricionista.
¿Cuánto pan debieran comer al día un niño sano y un adulto sano? “La recomendación diaria para un escolar de 6 a 10 años es dos panes para los niños y 1 ½ unidad para las niñas. En los adultos la recomendación máxima diaria es 2 unidades. De todas maneras, ambas recomendaciones están sujetas a las necesidades nutricionales individuales según la edad y al gasto energético, relacionado con el nivel de actividad física”, explica Víctor Araya.
Variedades más saludables
Por otro lado, no da lo mismo comer una marraqueta que una hallulla, una dobladita o un pan amasado. “La marraqueta y pan pita integral, además de ser bajos en grasa tienen un mayor contenido de fibra. Este último nutriente se asocia con la prevención de enfermedades cardiovasculares y cáncer, principalmente de colon”, enfatiza el nutricionista.
Otro elemento para considerar es el aporte de grasa no saludable. Mientras una hallulla aporta 12,5 g de grasas, la marraqueta proporciona 2,4 g de grasas.
Riesgos del consumo excesivo
Chile es el segundo país del mundo con mayor consumo de pan, con cerca de 90 kilos per cápita al año, solo superado por Turquía. “Su alto consumo aumenta el aporte calórico de la dieta, contribuyendo al desarrollo de obesidad o sobrepeso”, advierte el docente.
Además, otro efecto perjudicial del consumo excesivo de pan es su alto aporte de sodio. El Minsal estima que el consumo diario de este mineral a través del pan es de 4,6 g por persona y según la OMS la recomendación de consumo diario de sal por persona es de 5 gramos. Por lo tanto, quienes presentan hipertensión arterial o estados previos de esta condición debieran moderar el consumo de pan, o, bien, optar por la variedad sin sal.
Recuerda que el consumo excesivo de pan genera un aporte desmedido de calorías y sal, que implican riesgos para la salud.