Si tú o alguien de tu familia se obsesiona con comer frutas y verduras solo de origen orgánico, huevos de gallinas felices, se privan de salir con amigos a un panorama que incluya comida que no esté en su pauta de alimentación saludable, o sienten culpa y ansiedad por pensar en un alimento procesado con un alto contenido de sustancias artificiales, cuidado, porque pueden ser señales de ortorexia. Es un patrón de relación problemática con la comida, que exacerba la adhesión a estilos de vida saludable y lo lleva a una conducta patológica.
“Primero, es importante aclarar y diferenciar entre un estilo de vida saludable -que incluye una alimentación equilibrada- y la obsesión por una alimentación saludable, lo que puede llegar a ser una conducta patológica. Cuando la vida se convierte en una pauta alimentaria estamos ante una obsesión que, por cierto, no es sana”, aclara la psicóloga Pamela Maercovich, fundadora de la Escuela Salud & Consciencia y creadora del Diplomado Psicología de la Alimentación Consciente (PAC).
Según explica Pamela Maercovich, especializada en habilidades para tener una relación saludable con la comida, basada en Mindfulness (consciencia plena) y Alimentación Intuitiva, la obsesión por comer sano suele estar acompañada de miedo, culpa y ansiedad por consumir cualquier alimento que no esté en un esquema rígido de alimentación.
A diferencia de trastornos de conducta alimentaria como bulimia o anorexia, las personas ortoréxicas no se obsesionan por bajar de peso, sino por comer sano. Con mayor frecuencia, la ortorexia se puede presentar en mujeres y adolescentes.
Indicadores distintivos
Junto con la obsesión culposa y ansiosa que define a la ortorexia, también puede presentar los siguientes indicadores distintivos:
Además de los impactos psicológicos y emocionales, la ortorexia también podría afectar en lo nutricional. “Como las personas ortoréxicas son tan restrictivas con su dieta, podrían llegar a tener algunas carencias nutricionales. Por ese motivo, el abordaje de este trastorno debiera ser multidisciplinario e incluir a un profesional que realice una evaluación nutricional del paciente, para detectar carencias nutricionales, resolverlas y regular su patrón alimenticio”, explica Marianela Ibarra, nutricionista y supervisora clínica del Diplomado PAC de la Escuela Salud & Consciencia.
Por otro lado, las personas que sufren ortorexia suelen tener un perfil similar al del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), e incluso, en ocasiones, pueden presentar alguna patología mental asociada, por lo que en su diagnóstico y tratamiento también se considera la intervención psiquiátrica.
“Al igual que las personas que tienen TOC, las ortoréxicas tienen rituales repetitivos y rígidos muy marcados, como no cocinar en ollas de aluminio o averiguar siempre qué alimentos contienen sustancias potencialmente nocivas para la salud, por ejemplo. Una persona con ortorexia, al igual que una con TOC, suele tener un patrón de personalidad rígido con alta autoexigencia y perfeccionismo”, señala la Dra. Claudia Bello, psiquiatra de la Escuela Salud & Consciencia.
Tratamiento multidisciplinario
Considerar la psicoterapia, la consulta psiquiátrica y la evaluación de un nutricionista es el abordaje óptimo para tratar la ortorexia. Respecto de la psicoterapia, principalmente sus objetivos son:
Vinculado a esta línea terapéutica, la profesional propone el concepto flexitariano. “Así como hay veganos o vegetarianos, podríamos proponer un régimen flexitariano, donde la flexibilidad puede contribuir a la salud mental alimentaria, en donde les quitamos los juicios a los alimentos”, sugiere Pamela Maercovich.
Recuerda que la ortorexia es una relación conflictiva con la comida, caracterizada por la obsesión por comer sano, acompañada de miedos, culpa y ansiedad al exponerse a alimentos no considerados como saludables.