Sorpresa produjo un estudio publicado hace unos meses en una de las más prestigiosas revistas científicas (Nature), donde se señala que el tejido adiposo conserva una memoria “epigenética” (que tiene que ver con los genes) que se preserva, incluso, después de una pérdida de peso. Esto significa que esta grasa es capaz de “recordar” su estado inicial o anterior, lo que explicaría en parte el efecto rebote o reganancia de peso luego de una baja de peso corporal importante.
“Cuando hablamos de epigenética nos referimos a cómo los cambios ambientales y químicos interfieren en la expresión de los genes, siendo incluso heredables. Es importante recordar que el tejido adiposo se comporta como un tejido más del sistema endocrino, tiene un papel crucial en la regulación del metabolismo y en el equilibrio energético. Cuando una persona pierde peso, las células adiposas pueden reducir su tamaño, pero no necesariamente su número, es decir, no se pierden ni desaparecen. Esto significa que, al lograr pérdidas de peso, las células adiposas van a permanecer ‘programadas’ para almacenar grasa en el futuro”, explica la Dra. María Paz Bizama, nutrióloga del centro Nuclinic.
La Dra. Bizama agrega que, además, durante el proceso de pérdida de peso, existen cambios hormonales como la disminución de la leptina (una hormona que regula el apetito y el metabolismo), que pueden provocar que el cuerpo se vuelva más eficiente en almacenar grasa nuevamente. “Esto llevará a un aumento del apetito y a una mayor dificultad para mantener la pérdida de peso. Es decir, el sistema se hace más eficiente en el almacenamiento de grasa, en el aumento de la inflamación y la disminución de la energía gastada (o tasa metabólica basal), lo que favorece la reganancia o recuperación de peso perdido”, aclara.
¿Se puede hackear o “reiniciar” la memoria del tejido adiposo?
Si bien no se puede “borrar” por completo la memoria celular, la nutrióloga indica que hay estrategias que pueden ayudar a contrarrestarla.
Estudios recientes sugieren que es posible modificar la expresión de ciertos genes mediante intervenciones sostenidas a largo plazo. “Por ejemplo, realizar actividad física regular, específicamente, el entrenamiento de fuerza puede inducir cambios en la expresión de genes asociados con el metabolismo energético, promoviendo una mayor oxidación de grasas y una menor propensión al almacenamiento lipídico. Junto con ello, intervenciones nutricionales específicas, como dietas ricas en fibra, proteínas y ácidos grasos poliinsaturados, pueden modular la expresión de genes involucrados en la regulación del peso corporal”, advierte
Estrategias concretas para minimizar la tendencia a la reganancia de peso
Para minimizar la tendencia a la reganancia de peso, es fundamental implementar estrategias sostenibles a largo plazo que modifiquen la expresión genética y optimicen la función metabólica. “Y también comprender que debemos cambiar el estilo de vida que tuvo como consecuencia el aumento en el peso”, aconseja la nutrióloga.
Algunas estrategias concretas son:
Realiza ejercicio físico constante: el entrenamiento de fuerza mejora la sensibilidad a la insulina, incrementa la masa muscular y promueve cambios en la expresión de genes metabólicos. El ejercicio aeróbico favorece la oxidación de grasas y reduce la inflamación del tejido adiposo.
Sigue una pauta alimentaria balanceada y sostenible. Ejemplos recomendables son: dieta mediterránea, alimentación baja en alimentos procesados que disminuyan los efectos inflamatorios. Consumo de proteínas para preservar la masa muscular y aumentar el gasto energético. Aumento de fibra para mejorar la saciedad y mejorar la calidad del microbiota intestinal, lo que impacta en la regulación metabólica.
Evita dietas restrictivas difíciles de mantener en el tiempo y que podrían activar trastornos de la conducta alimentaria.
Controla el estrés emocional y metabólico, propiciando estilos de vida saludables y generando un descanso apropiado.
Realiza técnicas como mindfulness y mindfuleating, ya que posibilitan vivir el tiempo presente, reducen la ansiedad y mantienen una autoestima correcta y enfocada en el autocuidado consciente y disciplinado.
Ya sabes, aunque el tejido adiposo retiene una memoria de la obesidad, ciertas intervenciones pueden ayudar a mitigar su efecto y favorecer un mantenimiento exitoso del peso perdido.